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Producción y análisis de la imagen
   
 
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 1. José en Egipto (1518-1519), de Jacopo Pontormo (1494-1556).


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2. La virgen, de Giovanni Battista di Jacopo.

Más conocido como Rosso Fiorentino («Rojo Florentino»), (Florencia, 8 de marzo de 1495 - Fontainebleau, 14 de noviembre de 1540), uno de los más conocidos representantes de la pintura manierista de Italia.
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3. Joven mendigo (1650), de Esteban Murillo (1617-1682).

Representante de la pintura barroca de España. Uno de sus más populares artistas, que supo conquistarse la fama a partir de sus imágenes ‘realistas’ que solían representar las cosas de la gente común, en cuyos ambientes transcurrían. Compárese la extrema oscuridad del fondo y cómo resalta el niño iluminado (contraste de valor y de luz y sombra).
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4. Ronda nocturna (1642), de Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669).

Rembrandt padeció en carne propia los prejuicios puritanos de la Holanda de su tiempo: el rechazo que mereció esta obra, por parte de sus comitentes, quienes no podían verse lo suficientemente destacados en la penumbra general de la obra, constituyó el principio del fin de su prosperidad y riqueza de artista exitoso. A esto se le sumó su relación ‘escandalosa’ con quien había sido su empleada doméstica, lo que le enajenó la simpatía de su clientela. Anécdotas de lado, Rembrandt representa los artistas que NO se someten a las imposiciones del mercado del arte, y que persisten en la búsqueda de su propio lenguaje.
Ampliar imagen 5. El puente de Westminster (1906), de André Derain (1880-1954).
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6. La aldea (1906), de Maurice de Vlaminck (1876-1958).

Derain y Vlaminck integraron el denominado ‘fauvismo’ (fierismo), que irrumpió en el ambiente artístico francés en el Salón de Otoño de 1905, en París, satirizado por el crítico Vauxcelles, quien le impuso el nombre de conjunto, como hizo luego con el cubismo. Puede apreciarse que el elemento que se impone como más destacado es el color, junto con las texturas visuales, que le restan tridimensionalidad a las obras.
Ampliar imagen 7. Algunas muestras del arte africano. Tallas en madera.

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8. Máscara africana.

Compárese esta máscara con obras de Constantin Brancusi (1867-1957), el escultor rumano-francés, y se verá hasta qué punto ejerció influencia en la escultura y pintura modernas todo el imaginario “primitivo actual”.

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9. Máscara africana.

El arte de los mal denominados ‘primitivos’ ejerció una poderosa sugestión en los artistas de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX, quienes vinieron así a revalorizar producciones artísticas y culturales de pueblos que, para el positivismo europeo y el etnocentrismo ideológico colonial eran de ‘pueblos inferiores’
Diríase que fue un eco de lo que sucedió al pintor Durero en el siglo XVI, cuando asistió admirado por la destreza técnica y la belleza de los oros incaicos, y azorado a la exhibición (y posterior fundición para uso como lingotes o monedas de oro) de la producción saqueada de nuestra América originaria, anterior a Colón, por los conquistadores españoles.
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10. Las señoritas de Avignon (1907), de Pablo Picasso (1881-1973).

Compárese los rostros de estas señoritas con la producción picassiana de los períodos azul y rosa (hasta 1906 aproximadamente), y se verá el influjo poderoso de la ‘primitiva’ expresividad africana y oceánica.
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11. Casas en l’Estaque (1908), del artista francés Georges Braque (1882-1963).

Braque había participado del ‘fauvismo’ francés pero luego, en conjunto con Picasso, adoptó un rumbo formalista, es decir, preocupado por la recuperación del objeto y por la concepción del espacio pictórico.
Esta etapa cubista (entre cezanniana y analítica) marca las investigaciones de Braque en conjunto con Picasso, destinadas a una nueva concepción del espacio plástico, donde se aprecia algún eco de la idea de una cuarta dimensión, o dimensión espacio-tiempo, comprensiva de las otras tres, marcada por la combinación de planos y aspectos de los objetos y aún del ambiente mismo, mirados desde diferentes puntos de vista. Precisamente, se trató de una extrema búsqueda a partir de lo que dejó planteado Cézzane unos años antes.
Ampliar imagen 12. Adorante sumerio, tercer milenio a.C.
Ampliar imagen 13. Arte sumerio, figura de adorante, tercer milenio, a.C.
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14. Retrato de Iku Shamagan, rey de Mari.

Los artistas sumerios, sujetos a las convenciones dispuestas por la casta sacerdotal, hacen aplicación rígida del principio de frontalidad, con una simetría aproximada, axial, muy marcada y con exageración ‘expresiva’, diríamos, de los rostros de los personajes. Sin embargo, puede verse que dicha exageración aparece también estandarizada y que no hay mayores diferencias en los rostros como para adjudicarlos a una cara particular de una persona particular, de modo que distan mucho de ser retratos.
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15. Dibujos de niños.

El arte infantil muchas veces es acechado por las tendencias a la estereotipia, producto, la más de las veces, del temor a “equivocarse” en la representación de un objeto o de una figura humana o lo que fuera. Se recurre entonces a la convención que, se sabe, será entendida por todo aquél que mire, lo que denota una actitud pensante, intelectual, del niño artista.
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18. Catedral de La Plata, Provincia de Buenos Aires.

Maravilla derivada del arte del gótico medieval, se alza, luego de ser completada, hace poco menos de una década, en la capital de la Provincia de Buenos Aires, ‘la ciudad de las diagonales’, con su imponente monumentalidad, dando cuenta del sometimiento a la voluntad divina.
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19. Catedral de La Plata, interior.

La magia de la luz, filtrada a través de los colores de las vidrierías, justifica el esfuerzo humano que conlleva su producción y su costo. Ejerce un efecto poderoso sobre el espíritu de los fieles, quienes se ven literalmente bañados por la divinidad.
Ampliar imagen 20a. Algunas obras del artista húngaro Laszlo Moholy-Nagy (1895-1946),
cultor del Op Art.
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